viernes, 5 de abril de 2013

Quien sirve a quien?


Por Daisaku IkedaEl liderazgo es ahora una cuestión de servicio, no de control.
Hace mucho tiempo en los Estados Unidos, una larga fila de pasajeros estaba esperando para abordar un buque a vapor. Entonces un hombre, quien ignoró la línea de espera, se adelantó y abordó el barco. Era evidente que sentía que éste era su derecho. Los otros pasajeros gritaron: "¿Quién piensa usted que es?" Él contestó despectivamente "Yo soy un congresista. Soy representante del pueblo". Desde atrás los pasajeros gritaron: "¿Y eso qué? ¡Nosotros somos el pueblo!" Desde luego, tuvo que bajarse del barco e irse al final de la fila.
Tristemente, tales líderes a menudo se vuelven orgullosos y piensan que son poderosos por derecho. Se olvidan del punto más básico que sin las personas, y su apoyo, no serían líderes en lo absoluto.
En general hay dos enfoques sobre lo que debe ser un líder en la esfera política o dentro de una compañía u organización. El primero es lograr que la gente se torne sabia. El segundo es mantenerlos en la ignorancia. Esta es la diferencia entre el verdadero liderazgo y la dictadura.
Un verdadero líder no se coloca por encima de otros, mirando hacia abajo y pensando que son especiales. Los verdaderos y grandes líderes sienten respeto sincero de las personas que están llevando vidas honradas y trabajadoras. Estos tienen la humildad y mente abierta para aprender de todos. El ideal de liderazgo hoy está cambiando rápidamente. La edad de "Las órdenes arriba y la obediencia abajo" llegó a su fin. Las personas se resisten a las órdenes y dictámenes como por instinto. Las cosas suceden de abajo hacia arriba y hacia adelante. Hoy, la tarea principal de un líder es propiciar la comunicación y crear unidad, entusiasmo y cooperación entre los miembros de un equipo. El liderazgo es ahora una cuestión de servicio, no de control.
Un reciente libro plantea las imágenes de una manada de búfalos para describir un estilo anticuado de liderazgo. En una manada de búfalos, todos los individuos en el grupo siguen al búfalo guía; van donde él quiere ir y esperan por las instrucciones del líder. El autor del libro propone un modelo mejor basado en una bandada de gansos. Una bandada de gansos vuela en formación "V" y el líder cambia su turno con los otros gansos. En este modelo todos asumen la responsabilidad, son iguales y trabajan juntos para lograr un objetivo en común.
Una vez le pregunté a un piloto de aerolínea: "¿Cómo convertir a un piloto en un buen capitán?" Él enfatizó la habilidad de mantener a un grupo grande de personas trabajando juntas y creando un sentido de unión; dijo también que algunos capitanes pueden pensar que es impertinente verificar el trabajo de su tripulación demasiado de cerca, y a veces la tripulación puede notar que algo no marcha bien, pero decide no molestar al capitán, y como resultado, ocurren graves accidentes. Sólo si cada persona tiene el mismo sentido de responsabilidad personal como el capitán, él puede sentirse seguro de un buen aterrizaje. Un verdadero líder siempre está devanándose el cerebro, planeando todo de forma que todos puedan disfrutar su trabajo y dedicarse tranquilamente a sus tareas. Hoy en día lo más importante es si los líderes poseen verdadera integridad y fortaleza de carácter, en lugar de la cantidad de conocimientos específicos o destrezas que tengan en un área particular. Las personas no siguen a alguien que no pueden respetar.
Hace tiempo, la Liga Iroquesa, una confederación de cinco naciones indígenas en lo que es ahora los Estados Unidos, adoptaron una constitución conocida como la "Gran Ley de Paz" la cual enumera las cualidades requeridas a los líderes: Los jefes de la Liga de Cinco Naciones serán los mentores de la gente todo el tiempo. El espesor de su piel será de siete palmos, lo que quiere decir que será a prueba de enojo, acciones ofensivas y críticas. Sus corazones estarán llenos de paz y de buena voluntad, y su mente llena de anhelos por el bienestar de las personas de la liga. Con paciencia interminable, llevarán a cabo su deber. Su firmeza se templará con ternura por las personas. Ningún enojo ni furia encontrará alojamiento en sus mentes y todas sus palabras y acciones estarán marcadas por la tranquila deliberación. Según un historiador, cuando los nativos norteamericanos se reunían en grupo, tenían claro inmediatamente quién era el líder. ¿Por qué? Ciertamente no era porque él estuviera dándose ínfulas. De hecho, el jefe era el más modesto.
Un líder moderno que he conocido y me impresionó, era el anterior primer ministro sueco Ingvar Carlsson. Aún después de haber sido elegido primer ministro, continuó tomando el autobús para ir a trabajar. No importaba todo lo cansado que pudiera estar, se negaba a usar taxis o los automóviles oficiales. Cuando atendía a invitados el señor Carlsson solicitaba autorización al departamento de contabilidad para obtener el desembolso. Me dijo que uno de sus principios guías era que un líder político nunca debe pedir a otros lo que él era incapaz de hacer. Como Carlsson, los líderes deben ser aquellos que están profundamente comprometidos con sus propios principios.
El compromiso implica sinceridad y un sentido profundo de responsabilidad que nos permite extraer nuestro coraje, sabiduría y energía. Es injusto esperar que otros trabajen por las metas en las que usted como líder no está haciendo un cien por ciento de esfuerzo. El espíritu de un verdadero líder es ser estricto consigo mismo y gentil con otros. Parte de esta regla es esforzarse por crecer. Todos sufren cuando los líderes no crecen.
Los líderes de la Liga Iroquesa establecieron altos estándares sobre la base de sus propias pautas ancestrales: "Velen por el bienestar de todas las personas y siempre tengan no sólo el presente a la vista, sino también las próximas generaciones, incluso aquellos cuyas caras están todavía bajo la superficie de la tierra, el nonato de la futura nación". Ellos sabían que los verdaderos líderes eran aquellos con la visión y sabiduría de desarrollar enfoques a largo plazo, tomando en cuenta por encima de todo a aquellos que vendrían después de ellos.

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